A pesar de que muchas personas limpian frecuentemente sus hogares u objetos personales como gafas o carteras, el celular, que usamos decenas o cientos de veces al día, rara vez recibe una limpieza adecuada. Estudios recientes han demostrado que la pantalla de un smartphone puede estar incluso más contaminada que un inodoro.
La suciedad acumulada en las pantallas de los teléfonos no es solo cuestión estética, sino un problema real de salud pública. Según datos publicados por el medio italiano Gazzetta Active, la tasa media de contaminación bacteriana en las pantallas de los móviles alcanza el 68%.
Este dato, recopilado por expertos en microbiología, revela una verdad incómoda: la manipulación constante del dispositivo, el contacto con diversas superficies y la falta de limpieza son responsables directos de este elevado nivel de contaminación. En otras palabras, cada vez que tocamos el celular después de viajar en metro, ir al baño o cocinar, estamos contribuyendo a crear un caldo de cultivo para bacterias y otros microorganismos. Varios estudios han identificado microorganismos peligrosos en los smartphones, algunos de los cuales pueden provocar infecciones graves, especialmente en personas con sistemas inmunológicos comprometidos. Estas son algunas de las bacterias más frecuentes:
1) Escherichia coli (E. coli). Una de las más comunes, E. coli habita normalmente en el intestino humano. Sin embargo, cuando entra en contacto con otras partes del cuerpo puede causar gastroenteritis, diarrea e infecciones urinarias. El uso del móvil en el baño es una vía directa de transmisión de esta bacteria, especialmente si no se lavan adecuadamente las manos.
2) Bacillus cereus. Vinculada a intoxicaciones alimentarias, esta bacteria puede contaminar la pantalla del teléfono si se manipulan alimentos sin lavarse las manos y luego se usa el teléfono. En ambientes de cocina, el riesgo de transferencia es elevado.
3) Pseudomonas aeruginosa. Este microorganismo es especialmente peligroso para personas con defensas bajas. Puede causar desde infecciones cutáneas hasta neumonía y sepsis. Su presencia es habitual en ambientes hospitalarios, donde el uso del móvil por parte del personal de salud puede facilitar su propagación.